martes, 1 de octubre de 2013

La copa de la vida

Cuando era niña y veía lo que veía
retorcía las palabras,
haciendo nudos con la lengua
para no decir, ni rezar.

El silencio era el mar.
Porque sabía lo que sabía
era muda de tanto saber y ver,
Dios existía porque tampoco hablaba.

Cuando era niña y veía lo que veía
se abrían las cosas
mostrándome por primera vez
lo que ya conocía.

No quería ir a ningún sitio,
quieta a la sombra de los pájaros
decía rezando y escuchaba sabiendo.

Ahora que he perdido el saber
y que no veo lo que veía,
hablo llenando copas de olvido,
vaciando palabras que hacen crecer anhelos.
El vino en su memoria
me devuelve un instante el rostro del día
lo que creí saber,
sabiendo que ya nunca más rezaré, ni diré
porque todo lo que supe y vi, olvidé.