A refugio dela
extrañeza del tiempo, un silencio brilla inmaculado su nada es todo,su
todo, nada. Silencio que garrapateas por dentro oscuro con la sagrada promesa de iluminar. Eres el verso que espera, sin rostro, ni piel cuando te nombro desde dentro con la voz bajita, y el espíritu quieto tan sólo estallas colmando el aire de plumas, plumas que no son pájaros, pájaros que no son vuelo. Ese verso que espera agazapado en la desmesura, oculto detrás del sueño, más allá de la desmemoria, ese verso, abarca toda mi voz, el que no se puede zafar de su propia oscuridad nunca llegará a ser escrito, será eterno, será mar.