Un montón de abejas
aguijonean su sexo,
sus ojos lo ven todo
desde lejos
mientras sus manos
aniquilan al gato somnoliento de la infancia.
No se queja de su
ambigüedad salina.
sabe que las alas le
saldrán al alba.
Sólo puede enfurecerse
con tanto insecto
que la poliniza
impunemente
Crispando su único
sentido lúcido para el amor.
el pliegue de fuego se
hace agua.
Un tropel de mariposas
borrachas
deshilachan las sábanas
libando efluvios de mar,
su carne dibuja una
huella de sal.
El sonido de su voz no
es de este mundo,
repta sobre su sombra
ciega
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