domingo, 5 de noviembre de 2017

Llueve en el paraíso


Lluvia,
déjame respirar tu entraña de pez hambriento,
deja que baile en tu barriga de viento,
déjame mojarme con este momento,
mientras la perra lame el hueso,
y Cohen desgrana su Aleluya.
Agota lo que queda de mi cadáver suculento

Lluvia, lame mi piel,
llave del paraíso,
llévate el cadáver de mi amor
sobre tu boca mendicante,
disipa el olor a pájaro muerto.
Gotas, gotas que ya son ríos,
agrandando charcos de almas lavadas.
No puedo darte nada,
ya he sido fulminada;
alma que llueve,
arrastrando todo lo que acontece,
sin piedad, ni compasión.
Discurriendo con lo que queda de tarde;
el llanto del bebé del primero,
la mujer que gime en el décimo,
Bach en el piano del noveno,
la muñeca descabezada.
Su cuerpo anudado, puede ser el mío,
todo se va, nada se queda.
Hundida en el charco de tus ojos,
el tiempo ha pasado sin pasar
como la nube que se aleja,
dejando atrás un rebaño su cabras fantasmas.

Montse Fillol 5/11/2017

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